Ingresó en el seminario de Burgos, e hizo la licenciatura en Filosofíaa además de estudiar Teología. Su primer servicio como sacerdote fue en el valle de Polaciones, donde practicó la escalada en los Picos de Europa.

Miguel vivía entregado a las gentes humildes del valle, dando todo su dinero a quien lo necesitara, bajando a Santander a los enfermos y recorriendo los pueblos para dar misa y administrar sacramentos, a veces andando kilómetros  en esquís. De vez en cuando, bajaba a Santander para hacer acopio de libros, pues llevaba una fecunda vida intelectual y hablaba varios idiomas.

A los 30 años y con la salud ya debilitada, recibió un nuevo destino: coadjutor del Poblado Pesquero de Santander. Después de mil dificultades consiguió crear una filial del Instituto de Enseñanza Media en el barrio.

Con su salud completamente arruinada por una grave afectación renal, pasó la última etapa de su vida alternando días de cama y visitas a sus gentes. Murió el 27 de febrero de 1967, a un día de cumplir 36 años.